Según las estadísticas oficiales, esto significa que hay 11,5 millones de personas en situación de pobreza, de las cuales 2,4 millones son indigentes.
Sin embargo, es importante destacar que estas cifras solo representan una parte de la población, y si se extrapolaran a todo el país, la cantidad de pobres sería de alrededor de 17,6 millones de personas. Esto ocurre en un contexto marcado por la sequía, los salarios en baja y una inflación alta que parece no dar tregua, lo que sugiere que esta tendencia seguirá en aumento.
Los expertos habían anticipado que el número de pobres superaría el 40%, y esto se debe principalmente a la escalada del índice de precios, que cerró el año pasado con un aumento del 94,8%. En la primera mitad del año 2022, la pobreza había alcanzado el 36,5% de la población, mientras que la indigencia era del 8,8%.
Es importante mencionar que durante la gestión del presidente Alberto Fernández, el registro más alto de pobreza se había registrado en el segundo semestre de 2020, cuando la pandemia llevó el índice a su nivel más alto desde 2003, con un 42%. Desde entonces, todas las mediciones habían mostrado una disminución en la pobreza, hasta este último aumento.
El costo de vida también ha aumentado, como lo demuestra el hecho de que la Canasta Básica Total (CBT), que establece el umbral de la pobreza, aumentó un 8,3% en febrero de 2023, y una familia tipo de cuatro integrantes necesitó $177.063 para no ser considerada pobre. En tanto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define la línea de indigencia, aumentó un 11,7%, y un hogar necesitó $80.483 para cubrir sus necesidades básicas para subsistir.
En el último trimestre de 2022, con mayor actividad y empleo, se registró un aumento de las personas indigentes que viven en la Ciudad de Buenos Aires, que pasaron del 6% al 7,7%, lo que representa un aumento de 186.000 a 237.000 personas. Este aumento casi duplica el registrado a fines de 2015, cuando la indigencia era del 4,1%.
También se produjo una disminución de la clase media (del 49,9% al 47,2%), lo que se debe al aumento de los sectores vulnerables y medio-frágiles. Esta reducción es mayor en comparación con fines de 2015, cuando la clase media representaba el 51,9%.
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