Los actos de ultraje ocurrieron durante un período de un mes y medio, cuando al hombre se le había confiado el cuidado de la joven. Esta impactante revelación ha dejado perpleja a la familia de la víctima, quien actualmente tiene 13 años. El hombre, que había desempeñado el papel de un padre presente en la vida de la niña, logró engañar a todos, incluso a la propia víctima, quien lo llamaba con confianza “papá”. Después de poner fin a su relación con la madre de la niña, durante el período en el que se suponía que debía proteger a su exhijastra, cometió repetidamente los abusos que la afectaron. Según las pruebas recopiladas hasta el momento por el fiscal José Olguín de Villa Mercedes, se estima que se produjeron al menos diez actos de ultraje. Estas pruebas resultaron suficientes para que el juez de Garantías 4 dictara la imputación por los delitos y ordenara la prisión preventiva hasta el final del juicio oral en su contra.
El juez Santiago Ortiz formalizó el cargo de “Abuso sexual gravemente ultrajante” y ordenó la medida cautelar de prisión preventiva por un período de cuatro meses, tal como había solicitado el fiscal. Según explicó el representante del Ministerio Fiscal, el delito se considera gravoso no solo por la repetición de los ultrajes, sino también porque el acusado los cometió mientras tenía la responsabilidad de cuidar a su exhijastra, actuando como su tutor.
“Se trata de un delito complejo, cuya condena, en caso de ser hallado culpable, podría ascender hasta los veinte años”, comentó Olguín. El abogado señaló que otro factor que agrava la situación del acusado es que no era un extraño para la víctima ni para su familia. Existía una plena confianza por parte de la madre de la niña para dejarla bajo su cuidado, y también existía una gran confianza por parte de la víctima, quien lo consideraba como un padre.
La denuncia contra el acusado fue presentada a finales del año pasado por su expareja, con quien estuvo en una relación durante casi 12 años y con quien tuvo un hijo. Debido a esa larga relación, el hombre conocía a la víctima desde que era un bebé de seis meses.
El año pasado, la relación sentimental de la pareja llegó a su fin. Sin embargo, a pesar de ello, la relación entre el acusado y sus hijos, tanto biológico como exhijastra, nunca se rompió. “Había una buena relación con su expareja porque él cumplía correctamente con sus obligaciones de manutención, y además, los niños querían pasar tiempo con él durante la semana”, relató Olguín.
En un momento del año pasado, la denunciante obtuvo empleo en un centro médico. Sin embargo, debido a que sus turnos de trabajo eran durante la noche, no le quedó más opción que confiar el cuidado de sus hijos a alguien de su confianza, en este caso su madre y su expareja, el padre de uno de sus hijos.
“Estimamos que los abusos se extendieron durante más de un mes. Ocurrieron dos o tres veces por semana, cuando la víctima, quien tenía doce años en ese momento, quedaba bajo el cuidado del acusado”, indicó el representante del Ministerio Fiscal.
La primera persona en enterarse de los ultrajes fue la abuela de la niña, a quien ella le reveló lo que su expadrastro le estaba haciendo. Luego, la abuela informó a su hija y esta no tardó en presentar la denuncia contra su expareja.
“Se realizaron todas las pericias psicológicas correspondientes. La niña relató lo que había vivido y los especialistas que la entrevistaron en la Cámara Gesell confirmaron la veracidad de sus relatos, los cuales no mostraban ninguna señal de manipulación en su discurso ni indicios de algún interés oculto”, detalló Olguín.
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