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👨🏻‍⚕️ A 22 años de la muerte de René Favaloro: el desarrollo de la técnica que cambió la medicina coronaria

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Pasaron 22 años de la muerte del doctor René Favaloro, el médico que revolucionó la cirugía cardiovascular con el desarrollo del bypass. El mundo aún lo recuerda con admiración y respeto, porque no sólo dejó un inmenso legado para la medicina universal, sino también su gran lección de valores y amor por su patria.

Después de trabajar durante 12 años como médico rural en la localidad pampeana de Jacinto Arauz, el Dr. René Favaloro -preocupado por la enorme cantidad de muertes por afecciones coronarias- viajó a Estados Unidos en 1960. Su objetivo era formarse en cirugías cardiovasculares y torácicas.

En ese país se había realizado una cirugía de revascularización coronaria, el 2 de mayo de ese año, en el Colegio de Medicina Albert Einstein del Bronx Municipal Hospital Center. Pero la técnica empleada en esa operación fue perfeccionada por Favaloro con la creación del bypass.

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El médico argentino realizó un injerto de un fragmento de la vena safena de una paciente de 51 años durante su cirugía de revascularización coronaria, el 9 de mayo de 1967 en la Clinic Foundation. Fue el primer bypass coronario, que a partir de entonces se empleó en todo el mundo, para salvar millones de vidas.

René Favaloro: es el bypass coronario

El bypass coronario permite reencauzar el flujo de sangre alrededor de las obstrucciones coronarias. La técnica de desviación vascular o revascularización consiste en tomar una parte de otra vena o arteria y unir uno de sus extremos a la arteria aorta, que aporta la sangre, mientras el otro extremo se une al sector del corazón que está más allá de la obstrucción.

La cirugía de desviación o revascularización miocárdica revolucionó el tratamiento de las complicaciones de la aterosclerosis coronaria, salvando millones de vidas en todo el mundo.

René Favaloro: pasión por el trabajo

En una entrevista con Mario Markic para TN en junio de 1995, el doctor René Favaloro contó que con más de 70 años, trabajaba entre diez y doce horas por día. “Depende que pueda tener las manos estables cinco horas sin que se muevan, que no se nuble la vista. Mientras las manos y el cerebro estén bien, uno puede seguir operando”, aclaró.

El médico que nunca supo qué cantidad de operaciones había realizado a lo largo de su vida agregó: “Uno disfruta de su trabajo. Goza y sufre. Cuando se pierde a un paciente, se sufre terriblemente”. Además, contó: “Sigo viviendo de ideales y utopías. El día que no haya un ideal por delante o un nuevo desafío, prefiero morirme. Fuera de la sala de cirugía me emociona cualquier cosa”.

Acerca de la muerte, Favaloro también expresó: “Yo no le tengo miedo a la muerte. El cirujano vive con la muerte. Una sola vez con la hepatitis, el año pasado (por 1994), estuve asustado durante una semana porque la cosa estaba bastante fea. Llegué a pensar que iba pasar de largo. Decía, ¡qué cosa, no voy a ver la puesta del sol, los amigos, la familia! Pensé en la naturaleza y las pequeñas cosas.”

No obstante, para el comienzo del Siglo XXI las cosas cambiaron drásticamente. El Dr. René Favaloro estaba muy angustiado por la crisis financiera de la Fundación Favaloro para Docencia e Investigación Médica, con la que había salvado tantas vidas.

No logró ayuda del poder político, ni de los sindicatos ni de las obras sociales que le debían muchísima plata. Tampoco de otras instituciones médicas, nacionales e internacionales, con las cuales él mismo había colaborado.

Sintiéndose solo y sin poder enfrentar la realidad de que el lunes siguiente un comité de crisis despediría a buena parte del personal de la Fundación Favaloro para Docencia e Investigación Médica, se pegó un tiro en el corazón el sábado 29 de julio por la tarde. Dejó una carta explicando sus motivos, que expresa su decepción y aún hoy sigue conmoviendo.

 

 

 

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