Una de las dos rehenes israelíes liberadas este lunes por el grupo palestino Hamas contó que le trataron bien tras pasar por “un infierno” cuando ella y su esposo fueron secuestrados de su kibutz, cerca de la frontera con Gaza.
Yocheved Lifshitz, de 85 años, aseguró que fue trasladada al enclave en una motocicleta y fue golpeada; después la llevaron por una red de túneles de Hamas.
“Parecían un montón de telarañas”, narró Lifshitz. Una vez en el sitio donde los tenían cautivos, los militantes prometieron no hacerles daño, aseguró.
Lifshitz explicó que a ella y otras cuatro personas de la comuna agrícola Nir Oz, o kibutz, se les brindó asistencia médica y medicinas. Dormían en colchones y Hamas limpiaba los inodoros y compartía comida con ellos, contó.
Siempre había un guardián con ellos y los trataban bien, dijo. “Se encargaron de cubrir todas nuestras necesidades. Hay que reconocer que fueron muy gentiles”, aseguró Lifshitz quien culpó a las autoridades israelíes por no tomar en serio las señales del inminente ataque del grupo palestino, semanas antes de que ocurriera.
“Abrieron las puertas del kibutz y docenas de ellos entraron”, dijo. “Fue muy muy triste y muy difícil. En mi memoria siempre tengo las imágenes de lo que ocurrió”.
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