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COVID-19: ¿Y si trasladamos por decreto el día de la madre?

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Por César Albarracín

El domingo 18 de octubre se festeja en la República Argentina una de las festividades mas importantes para la familia: el día de la madre.  Todo el año, esperamos ese día (que deberían ser todos los días) para regalarles a nuestra madres cosas lindas, y si no tenemos para eso, al menos para reunirnos, comer aunque sea un plato de fideos, y recordarles que las amamos.

Para los comercios, especialmente en esta época de pandemia, este tipo de días festivos puede representar la diferencia entre tener que cerrar un local, o continuar aguantando.  Muchos lo esperaban ansiosos.

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Y entonces llegó el baldazo frío.  Los números de contagios se dispararon en muchos lugares del país, obligando a lo comités de crisis nacionales y provinciales declarar por DNU la famosa ASPO, Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, lo que antes sería la FASE 1.

Esto despertó diferentes crisis institucionales que parecerían no tener un punto de inflexión.  Mientras muchos funcionarios se esfuerzan por mostrar en números el peligro de las curvas de contagios, otras sectores se esfuerzan por explicar que económicamente la medida los destruye, y otros aprovechan la oportunidad política.  A eso hay que sumarle que los números no sirven muchas veces para hacer entender que cada una de estas expresiones matemáticas representa una persona.  65 fallecidos en una estadística son 65 familias que perdieron una mamá, un abuelo, un papá, un hijo… Pero cuando el bolsillo aprieta, es difícil observar otras cosas.

Entonces, si el día de la madre es una esperanza para remontar económicamente muchos comercios, ¿Por qué no movemos la fecha?.  ¿Y por qué se festeja el día de la madre en esta fecha?.

En la mayoría de los países, el festejo se realiza en Mayo.  Antes de uno de los concilios del Vaticano, el día de la madre se festejaba junto con el día de la Virgen, el 11 de octubre, pero después el día de la Virgen se pasó al 1º de Enero.  En nuestro país, la fecha se mantuvo el 11 de octubre, hasta que luego se trasladó al domingo siguiente, para que todos los familiares pudieran compartir el momento, y al final se dejó al tercer domingo de octubre.

Entonces, tranquilamente se puede trasladar la fecha, que hoy por hoy es comercial mas que familiar, al domingo siguiente a concluir la etapa ASPO, siempre y cuando el índice de contagio sea inferior a 1.2 (índice que se utiliza en epidemiología, y discúlpenme si el nombre del índice se encuentra mal redactado), y permitiendo el encuentro de las familias en números inferiores a 10, y en horarios que no superen las 20 horas y, quizás, agregando un feriado si así fuera necesario.

Esto permitiría a los comercios prepararse, y a las familias también, trabajando sobre protocolos para una apertura gradual, y que proteja a todos.

Termino esta editorial recordando que es, justamente, una editorial.  Una idea subjetiva de un ciudadano que comunica.  No intento discutir si la ASPO es sana, es un complot, o lo que sea.  Aporto una idea más para que todos podamos encontrar un punto intermedio, intentando comprender a la otra parte.  Al fin y al cabo, esta pandemia tiene que ayudarnos a aprender a vivir como comunidad, preocupándonos por el otro, o corremos el riesgo de no sobrevivirla  ni institucionalmente, ni psicológicamente, ni (para muchos) literalmente.  Creo que debemos acostumbrarnos a cambiar el concepto, y aportar ideas para salir juntos de esto.

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