Policiales

Detuvieron al joven que casi fue linchado por abusar de una nena

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Vallejos. El arrestado, de 26 años, solicitó una prórroga de la detención. Crédito Foto: ED

Si bien la detención de Leandro Nahuel Vallejos se produjo el viernes 30, quizás muchos tengan presente en la memoria visual el caso por el que está preso. El pasado 11 de abril se viralizó un video que vecinos del barrio República hicieron dos días antes, cuando quisieron lincharlo, después de que una nena de 10 años revelara que Vallejos, la pareja de su mamá, había abusado de ella. El joven de 26 años sintió en carne propia, literalmente, la bronca de quienes viven en esa zona. Se salvó por la intervención de algunas personas y de la Policía. Pero ahora está sintiendo el peso de la ley: ayer a la tarde, la jueza que ordenó su detención, Virginia Palacios, le tomó indagatoria por “Abuso sexual con acceso carnal agravado por la calidad de guardador”. Se abstuvo de declarar y solicitó una prórroga de la detención, confirmó anoche una fuente judicial.

Tras ese hecho, la jueza de Violencia, Alejandra Ponce Navelino, le impuso a Vallejos una prohibición de acercamiento y de contacto por 90 días, y a la mamá de la niña le entregaron el botón antipánico.

Vallejos fue arrestado por efectivos de la Unidad Regional de Orden Público (UROP) 1 en la Avenida del Portezuelo, Las Chacras, según lo referido por fuentes policiales.

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Los vecinos descargaron su bronca contra Vallejos un rato después de que la mamá de la víctima supiera, por la propia nena, que había sufrido en múltiples oportunidades tocamientos en la zona íntima. Luego de enterarse de eso, la mujer hizo la denuncia: ella fue a la fiscalía el 25 de abril y después instó la acción penal en el Juzgado Penal 3.

En la presentación, explicó que Vallejos había sido su pareja durante ocho meses. La revelación hecha aquel 9 de abril determinó que la relación se terminara. El imputado no convivía con la mujer y con sus cuatro hijos, pero solía quedarse a dormir en su casa.

Ese día, la denunciante notó que una de dos hijas, la más chica, estaba incómoda. Entonces le dijo que fueran al dormitorio, a hablar. También estaba la mayor de las hijas. “Vos siempre decís que te podemos contar todo, que podemos confiar en vos”, comenzó la nena. Luego, entre lágrimas, le dijo que Leo —así lo llamaban los chicos— le había tocado “la parte de adelante, bien abajo”.

Le dijo a su mamá que eso había pasado unas siete veces y que ocurría o bien cuando ella estaba en la cocina o cuando iba al baño. Pero, además, Vallejos también se atribuyó una responsabilidad que no le dio, “cuidar” a los chicos cuando ella comenzó a trabajar, explicó la denunciante. O buscaba excusas para ir al domicilio cuando ella no estaba. El hombre aprovechaba que su pareja no se encontraba en la casa para cometer los abusos.

Con el correr de los días, la niña se animó a contar con detalle toda una serie de ataques a su integridad sexual, tras los cuales el hombre apelaba a amenazas para lograr que ella permaneciera en silencio. Le decía que si hablaba, iba a matar a su mamá.

En su informe, la psicóloga que hizo la Cámara Gesell, María José Pérez, consignó que, en lo referente a signos compatibles con vivencias de abuso sexual, el análisis de los criterios aplicados arrojó resultado positivo. Dijo que el relato de la nena estuvo acompañado de “un clima emocional de evidente angustia, ansiedad, vergüenza, temor y culpa”. Y no solo lo notó en sus palabras, también concluyó que su comportamiento no verbal era congruente en la expresión de estas emociones.

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