Villa Mercedes

La logia Masónica Juan Crisóstomo Lafinur Nº 5 de Villa Mercedes rindió homenaje al General Teófilo Iwanowsky

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Los miembros de la logia limpiaron el monumento que se erige en su honor, dejaron una ofrenda floral, y leyeron un texto sobre la vida del militar, que les compartimos a continuación.
El general Iwanowsky, defensor de la democracia
Pocas personas que han pasado a lo que los masones llaman “el oriente eterno”, cuentan con un placa en su tumba que diga “La república agradecida”. Un monolito cargado de simbología, algo olvidado por la historia, marca el lugar donde yacen los restos de uno de los héroes mas importantes que descansa en el suelo villamercedino.
El origen de Teófilo Iwanowsky, se encuentra perdido en las nubes del misterio.
El general, probablemente no haya recibido ese nombre de nacimiento. Algunas fuentes dicen que su verdadero nombre era Karl Reichert. Incluso, habiendo pertenecido al ejército polaco, algunos allegados decían que su verdadero origen era alemán.
Algunos dicen también que, durante la revuelta de la gran Polonia, perteneciendo al ejército prusiano, decidió desertar, para sumarse a los rebeldes, y luchar por la libertad de la patria, adoptando el apellido Iwanowsky, de su madre polaca. Derrotado su ejército, viaja a América, donde le proponen tomar el nombre de un desertor, lo cual le permitiría al ejército no reconocer una deserción, y a él cobrar las pensiones adeudadas al soldado del cual tomaría su nombre.
Sin embargo, en el DICCIONARIO BIOGRÁFICO Y PROSOPOGRÁFICO DE LOS MILITARES NAPOLEÓNICOS DURANTE LAS CAMPAÑAS DE LA INDEPENDENCIA DE ARGENTINA, CHILE Y PERÚ (1810-1830) del investigador Patrick Puigmal, postula la posibilidad de que Iwanowsky sea un mercenario del ejército napoleónico contratado por un coronel argentino el 10 de octubre de 1816, para viajar a Buenos Aires a bordo de la “Oceana” con Bellina y Beauchef, conocidos militares que también fueron oficiales napoleónicos. Podría ser este, o quizás podría ser que el apellido de su madre y las casualidades hicieron que este militar europeo terminara tomando el nombre de un oficial napoleónico.
De todos modos, quizás estos misterios sean mas interesantes si los conservamos como tales. La historia que sí conocemos de Iwanowsky, es mucha mas rica para nosotros, y para los valores masónicos de la libertad, la igualdad, y la fraternidad.
Siendo ya un oficial de renombre, el presidente Sarmiento le encargó al entonces coronel Ivanovski aplastar una revolución popular estallada en la villa de Mendoza (a 1000 km al oeste de Buenos Aires). Ivanovski se trasladó a esa villa y convenció a los rebeldes de que no tenían fuerzas para continuar con su actitud. Logrado el éxito sin acciones militares, y con una gran muestra de respeto a la vida, y de la utilización de la oratoria para evitar el derramamiento innecesario de sangre, informó lacónicamente a Sarmiento que la revolución había sido vencida. Así fue que el 8 de octubre de 1873 el presidente lo ascendió al grado de General de la Nación.
Transformándose en hombre de confianza de Sarmiento, Iwanowsky organizó la línea de fortines de frontera, logrando un cese de ataque de malones. Pero mientras vivía en nuestra querida ciudad, se dieron las elecciones de 1874, donde Nicolás Avellaneda ganó las elecciones a Bartolomé Mitre. Sarmiento sabía que Mitre no iba a aceptar su derrota, y que iba a realizar un levantamiento armado para tomar el poder. Así fue, que decidió contactar a su hombre de confianza en la frontera del Sur, el General Teófilo Iwanowsky, para proteger la elección y el presidente que el pueblo soberano había escogido.
Pero lamentablemente, el General Arredondo, hombre de mitre, logra interceptar los mensajes telegrafiados a Iwanowsky, y así decide tenderle una trampa para hacerlo arrestar, invitándolo a almorzar durante las fiestas de la virgen de la Merced. Pero iwanowsky, sin imaginar el complot, decidió declinar la invitación, lo cual obligó a Arredondo a enviar un pelotón de seis soldados a apresarlo.
Cuentan que Iwanowsky se defendió como un león, al grito de “No me rindo”, mientras recibía cargas en el pecho.
Fue enterrado durante la noche, a la hora que los obreros terminan su trabajo, llevado en un carro por soldados traidores. Sin embargo, su muerte trajo gran repercusión, y el gobierno de la nación decidió elevar este monolito que hoy vemos, en su honor.
Cuentan que un hermano Masón, el por entonces Coronel Julio Argentino Roca, fue el encargado de enviar a construir el monolito.
Un año después, cuando se inaugura el Ferrocarril Andino, el propio presidente de la nación doctor Nicolás Avellaneda y su comitiva se trasladan al cementerio y le rinden homenaje. Ivanowski. Era soltero y carecía de bienes materiales, según el testimonio de la comisión que hizo su inventario.
No consta en su tumba le fecha de su nacimiento, sino la del ingreso al ejército argentino, donde se convirtió en uno de nuestros patriotas.
Entre los símbolos masónicos de su tumba, podemos apreciar un uróboro, representando el ciclo eterno de las cosas, la purificación, y la inmortalidad.
Todo vuelve a renacer.
También encontramos tres adormideras, o amapolas de opio, que simbolizan el sueño y la muerte, “el sueño eterno”. Es una visión dulce y placentera de la muerte.
Descanse, Querido Hermano.
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